Yeiyei, buenas gentucilla!
No paso mucho por aquí, pero no me olvido de este pequeño espacio que forma parte de El Baúl de las Kekas y bueno, como bien pone en el título de la publicación, pues venga a hablaros un poco de los pensamientos intrusivos que a veces me rondan por la cabeza.
Y es que a ver, muchos me veis como una persona muy segura, que no tiene dudas de nada nunca, pero nada más lejos de la verdad; tengo dudas y muchas inseguridades; en la vida también, pero ahora nos centramos en el hobby que es de lo que va este espacio.
Desde que comencé en este hobby allá en el 2015 he estado participando en eventos intentando hacerme un huquecito dentro del mundillo vendiendo mis creaciones y bueno; si miro atrás la cosa ha cambiado mucho desde mi primer evento.
Cuando empecé, hacía unos muñequitos en fieltro con forma de gato caracterizados como personajes a veces de anime, de juegos o incluso algun personaje proprio; con el tiempo me di cuenta de que, aunque eran muñecos de alguna manera articulados, no terminaban de encajar realmente al 100% con la temática del hobby, o al menos desde mi punto de vista; así que cambié los muñequitos por kigurumis que también inspiraba en personajes como Pokemon y cosas así; con el tiempo una vez más, acabé por darme cuenta de que no terminaba de sentirme cómoda con ellos ya que los hacía intentando amoldarme a los gustos de los demás y no a los míos propios a la hora de hacer cosas, así que dimos ooootra vuelta de tuerca.
Ahora coso prendas algo más elaboradas y con mi estilo propio, cosa que disfruto más aun sabiendo que tengo un estilo bastante personal y que no a todo el mundo le gusta o le encaja con sus muñecos. Y no he cambiado solo lo que hago; este año estoy invirtiendo tiempo, dineros y cariño en El Baúl de las Kekas, podríamos decir que como marca personal, por lo que hemos renovado tarjetas, invertido en expositores, aprendido y mejorado skills de costura… En fin, como decía tiempo, dineros y cariño.
Lo que no ha cambiado en estos años son precisamente pensamientos que de vez en cuando se cuelan en tu cabeza y te hacen plantearte por que sigues adelante con todo ese trabajo que conlleva todo esto. Que si, que al final si hago todo esto es porque quiero, nadie me obliga a pasarme los fines de semana o prácticamente tooodas las horas que estoy en casa, festivos y vacaciones trabajando «sin parar» sentada delante de una máquina de coser, no, nadie me obliga a ello, pero aunque nadie me obligue y realmente disfrute de esto; no significa que a veces me frustre, me desanime o me den ganas de mandar todo el trabajo a la mierda. Por que ya no es solo el tiempo el dinero que inviertes; sino el calentarte la cabeza pensando en QUÉ haces para que no sea «lo mismo» que lleva todo el mundo, en el CÓMO lo haces para que llame la atención, que mantenga tu estilo, que al final es tu sello personal… y todo esto para tener momentos de «por que me estoy matando tanto, si luego no va a gustar, no me van a comprar nada…» Así que sí, tengo derecho a quejarme por mucho que «sarna con gusto no pique» como suele decirse, por que quizás no pica, pero si cansa… Además, quejarse es gratis, que coño!
En fins, ahora que ya he dado por finalizado todo el trabajo de costura y customización para mi stand del Dolly Day de este año, estoy más tranquila y puedo relajarme un poco, pero quería compartir un poco esto con los 4 gatos que me leéis, por que mucha gente se piensa que participar con un stand en un evento solo es poner cosas encima de una mesa, o que solo se pegan el currazo las personas que organizan el propio evento; pero no tienen en cuenta que para llenar esa mesa, muchos trabajamos con nuestras manitas, la mayoría incluso solos, para preparar todo lo que llena esa mesa en cuestión y creedme, que si por mi fuera, aun invertiría en cosas que me quedan pendientes, pero mi presupuesto (básicamente no cago dinero), no me lo permite.
Y ahora que ya me he quejado y lloriqueado un poco, os dejo hasta la próxima entrada.
Chaitooo!!
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