Va, hoy os vengo a hablar de algo que sabe muy poca gente, de echo, creo que del mundillo kekil no lo sabe nadie que yo recuerde…
Si habéis ido siguiendo mi trayectoría y leyendo las entradas del blog regularmente, en alguna habreís podido leer que mi primera muñeca fue una Pullip, pero no es del todo cierto; obvio, de pequeña había tenido alguna muñeca, pero comprada por mi misma y de manera voluntaria, la primera fue una Bratz.
A mis 18 años el primer trabajo que tuve fue en una juguetería, concretamente en la juguetería «El Osito Jac«, una cadena que creo que solo estaba en Cataluña y no sé si la estoy expandiendo demasiado incluso, existiendo solo en Barcelona y cercanías; ahora creo que se llama simplemente El Osito si es que siguen existiendo.
En fin, a lo que iba, Lena a sus 18 añitos de mierda entró a trabajar en una de estas jugueterías en una campaña de navidad; lo típico que solían y supongo que suelen hacer aun con la juventud pringadilla, cogerles para trabajar en esos meses estresantes de fiestas.
En aquel entonces las Bratz estaban en su pleno apogeo y a mi, que las Barbie y similares nunca me habían gustado, pues me parecieron unas muñecas interesantes, distintas a todas las que había visto hasta la fecha; así que ahí estaba Lena, con su primer sueldo comprando los regalos de reyes para su hermana y sus primos pequeños en la misma tienda en la que trabajaba y aunque no había mucha variedad pues acabó decidiendo que «porqué no, igual podía hacerle algo para que fuera más personal», o esa fue la idea y la intención con la que me compré aquella muñeca.
Esta en concreto, una Meygan de la serie Wild Life Safari (que conste que yo he tenido que buscar como puñetas se llamaba poniendo Bratz safari en google).
En aquel momento ya pensaba en eso de que igual estaría bien poder repintar la cara de esa muñeca que aun pareciéndome distinta al resto, pues sinceramente seguía sin «gustarme».
Al final no lo hice, lo único que llegué a hacerle fue pintarle los labios con rotulador permanente negro, no sé, luego le perdí el interés; la tuve unos años y luego me deshice de ella al llegar a casa las Pullip.
A día de hoy aun conservo alguna de sus cosas, como los dos tops, los calentadores, el bolso y alguno de los accesorios como la cantimplora, la cual si que no hace mucho pinté; los prismáticos, la botella de agua y los palillos para el pelo (o eso es lo que creo que son).
Si ahora volviera atrás, sabiendo lo que sé sobre las muñecas, le diría a la Lena de entonces que se olvidara de la Bratz y ahorrara paciente para comprarse una primera muñeca mucho mejor que esa.
No quiero que nadie se ofenda, pero personalmente me parecen muñecas muy chonis y no soy capaz de diferenciar los «modelos» entre series, son todas muy iguales y repetitivas; ojo, para mi eh, me parece genial que haya a quién le gusten y las coleccione.
Y nada, hasta aquí la entrada/curiosidad sobre Lena y su pequeña pincelada del pasado a lo que después desencadenaría en El Baúl de las Kekas.
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